El BDSM, cuando ya excedemos el ámbito privado y queremos centrarnos en ofrecer un servicio a quienes lo demandan (que hay más de lo que una pensaría, así que, no os sintáis solos en vuestras perversiones, mis pequeños perritos y perritas), la Diosa debe tener ciertos requisitos, trabajarlos, esforzarse, luchar día a día por ser mejor.
Es un esfuerzo constante, una no amanece siendo una diosa, sino que entra en su papel, se convierte en lo que lleva dentro, pero todo tiene un coste, y el coste es el trabajar esos requisitos.
En este post no voy a hablar de cuidados y demás, lo dejo para el siguiente. En este hablo del esfuerzo y lo que conlleva el ser capaz de asumir la posición de Diosa y preparase para ello.
-Estudio
Como comenté en una pequeña entrevista que me han hecho (y de la que os informaré cuando se publique, porque me hace mucha ilusión), una Diosa tiene que estudiar. Dije en la entrevista que Diosa, se nace, no todas tienen ese potencial, es algo que tiene que tener dentro. Y para cultivarlo hace falta alimento. Y parte del ese alimento, es el estudio, puesto que nadie nace sabiendo. Hay mil lecturas, vídeos, prácticas clases. Y muchas temáticas. Se puede decir que una Diosa que desee serlo de verdad debe cultivarse por dentro y por fuera, ser, poco menos que una mujer renacentista, a lo Verónica Franco, la célebre cortesana.
-Práctica
Hace falta practicar, tener tiempo que dedicarte y ponerte a ello, pues los nudos no se hacen solos. A veces ir a clases de bondage, de shibari, aprender de cuerdas, pero también de anatomía, de fisiología y procesos del cuerpo. Además de aprender a interpretar las señales que éste da: no es lo mismo la capacidad de aguante de un noobie que de un experimentado masoquista. Saber dónde están los límites de cada uno más allá de las palabras: el cuerpo habla y hay que aprender a entederlo.
-Empatía
Porque detrás de cada deseo hay una necesidad. Cada perversión conlleva un anhelo profundo originado en algún punto de la mente y el alma del sumiso, y hay que comprender y empatizar con él para darle exactamente lo que desea, como lo desea y saber cómo y cuándo negárselo, para que lo suplique. Es tanto un ejercicio de comprensión para dar como para negar y crear más deseo en su corazón de esclavo.
-Exigencia
Ya que si no te exiges a ti misma, no puedes exigir a los demás. He rechazado clientes porque no se adecuaban a las formas, porque no eran educados y trataban de imponer. Esto es un lugar donde se recrean fantasías y yo seré tu Diosa en ellas, pero ello no te da poder alguno sobre mí: sólo tu confianza es aval para que haga lo que deseas, pero es más, para hacer no lo que me dices que deseas sino lo que yo sé que anhelas aún más profundamente.
-Paciencia
Puesto que nadie nace sabiendo, por más acostumbrada que estés a las prácticas extremas, siempre te llegará un pequeño novato nervioso y temblando (y esto último no es ninguna exageración), que requerirá tus servicios y de nuevo tendrás que empezar desde cero: comportamiento, protocolo, educación del sumiso, reglas de la mazmorra…
-Valor
Siempre hay nuevas prácticas que aprender y algunas requieren más valor que otras. Al principio te impresiona el tener que asfixiar a alguien de forma controlada; después momificarlo entero. Poco a poco empiezas a tocar el medical y las perforaciones. Después las suspensiones. Puedes quedarte siempre a las puertas, pero te hará falta valor para reconocer los saltos del Abismo que hay en el BDSM y las prácticas que te piden. Atreverte a hacerlo y sólo después juzgar si quieres volver a hacerlo, y ante todo, hablarlo y clarificarlo siempre con los sumisos.
-Comprensión
Junto con la paciencia son dos virtudes, son dos requisitos a cultivar, puesto que a lo mejor ese sumiso tiene deseos que a ti personalmente te desagradan. Pero al final siempre son prácticas que puedes modificar y entender por qué le gustan, y así satisfacer esa necesidad.
-Higiene absoluta
Es más, no solo se trata de serlo, puesto que ser una Diosa no te deja tiempo para la desidia: todo tiene que estar perfecto e higienizado para la siguiente sesión, y eso es un enorme trabajo post-sesión para poder ofrecer un servicio de alto nivel y de absoluta confianza.
-Humildad
Porque una es una Diosa, pero comprende sus limitaciones, su lugar y tiene que trabajar duro y saber que lo que hace lo hace al máximo esfuerzo, sabiendo que una vez traspuesta la puerta de la Mazmorra es una persona normal y que se relaciona con sus semejantes, que debe ser agradecida con lo que tiene y lo que consigue y no temer al trabajo duro.
Como dijo la inmortal Verónica Franco, la mejor cortesana de Venecia en su momento: «Cualquier mujer puede desnudarse y los hombres acudirán como cerdos al comedero. Pero solo unas pocas pueden hacer que caigan rendidos a sus pies sin revelar una sola pulgada de piel», y tras esas duras palabras no carentes de certeza, añado yo que una Diosa está en ese punto, en el de hacer que el sumiso que llega a sus pies la adore por lo que ella expone y muestra, que no es más que el trabajo duro de cumplir esos requisitos para ser una Diosa. Una fachada elegante sobre unos sólidos cimientos de constancia y esfuerzo.