by Steward Metatron

Que el BDSM es una practica sana siempre bajo la perspectiva del SSC (Sano, seguro y consensuado) es algo que hemos defendido una y mi veces.

En esta ocasión la Universidad de Idaho la que en un estudio de 2017 ha arrojado el resultado de que el BDSM bien entendido y practicado puede tener tantos beneficios como el Golf. Bueno, según nuestro punto de vista el golf tiene sus cosas.

Siempre hemos defendido desde esta pequeña tribuna que el BDSM es una forma de vivir, de entender la sexualidad y una serie de prácticas que tienen buenos beneficios sobre la salud de pareja, la salud mental y el desarrollo de las personas.

Que estemos en una sociedad que reprime todo eso, es otro asunto, es simplemente el funcionamiento de un sistema de creencias impuesto a una sociedad donde si ya se habla poco y de forma sana de la sexualidad, no hablemos ya de las prácticas alternativas y de las relaciones de poder.
Volviendo al estudio, los resultados más entretenidos que comentar son aquellos que afirman que los practicantes de BDSM notaban que este: les reducía el estrés, es una forma de expresarse, aporta placer y les hace sentirse más libres. El estudio, aquí.

Y es muy curioso que un estudio «serio» (o sea, académico), por fin, se aleje de la óptica psicopatológica para estudiar esta forma de entender la sexualidad a través de las relaciones de poder entre dos sujetos libres y en con sus facultades intactas.

El BSM en definitiva es una buena forma de expresión, de aportar cosas nuevas en la cama y fuera de ella, de explorar las conciencias, de llevar a cabo cosas que nos aporten como individuos y que den sal a la vida.

Y la práctica del BDSM Profesional no es más que la formalización de una necesidad. Incluya sexo o no, es incontestable que se pone remedio a esa necesidad, quedando los practicantes mucho mejor cuando salen que cuando entraron, y aportando un poquito más de esos rincones de libertad a sus vidas, puesto que en esos lugares es donde realmente pueden ser ellos mismos en esa faceta y sentirse cómodos sin necesidad de aparentar o reprimir sus deseos. Es una válvula de escape a las exigentes vidas cotidianas repletas de normas y prejuicios que no dejan salir esas necesidades y las segmentan en los rincones de lo prohibido, lo marginal y lo sucio.

Bueno, de algo tenía que servir 50 Sombras de Grey, más allá de calzador para sofás.