Como sabéis llevo bastante tiempo trabajando y dedicando todo mi tiempo a este mi oficio, el FemDom, Fetichismo, a hacer fiestas y encuentros de nuestro mundillo y demás.
En todo ese recorrido no han faltado las sorpresas, no siempre agradables y el ver el intrusismo como un mal que quiera o no va a suceder.
Comento algunas cosas, a vuelapluma, porque hace un par de días me sucedió otro caso de robo de fotos para aprovechamiento de terceros.
Desde el principio me preocupé de tener siempre una imagen muy determinada, siempre muy pendiente de lo que se ve, lo que no y lo que se insinua. A pesar de ello no es la primera vez que me roban fotos que sacan de Internet para ponerlo en anuncios propios que nada tienen que ver conmigo, en directorios y otros lugares. Este último caso no era ya una foto sino que alguien se molestó en hacer una captura de una video entrevista para poner la imagen de un sumiso a mis pies en sus fotos de anuncios. Como siempre recurro a Steward para que interceda porque lo último que quiero es mezclarme yo personalmente en eso. No por nada, simplemente no tengo mucho que decirle a la gente que hace esas cosas, y Mayordomo tiene buen pulso para hacer esas reclamaciones en mi nombre.
No ha sido la primera vez, algunas que se hacen llamar «dóminas» o «dominatrix» lo han hecho otras veces, pero hasta ahora siempre lo hemos resuelto de primeras.
Por supuesto, aprovecho estas líneas para agradecer a todos los que me avisan de ello, porque Internet es enorme y sin ellos no siempre estaría avisada de que alguien ha hecho esa jugarreta.
Otro aspecto de este negocio, por desgracia, es el intrusismo, que que ya hablé hace como tres años. Pero sigue ahí. Cualquiera, por desgracia, con una fusta, ya se hace llamar dómina o dominante, aunque su objetivo no tenga nada que ver con el BDSM y mucho más con otras áreas de los servicios sexuales explícitos. No censuro eso, no soy nadie para criticar a una persona que trata de abrirse paso con las prácticas de este tipo, solo me duele cómo se utiliza el BDSM como excusa. Algunos sumisos ya han hablado conmigo diciendo que se han sentido engañados por estas prácticas o cómo la persona en particular no tenía ni idea de lo que hacía y no era para nada profesional del BDSM.
Y es que la etiqueta BDSM no es un ámbito al que cualquiera, sin interés, pueda dedicarse a ofrecer un servicio de calidad en este sector.
En realidad el post de hoy va más orientado a ser una carta abierta o un pequeño desahogo que otra cosa.