by Steward Metatron
Ralph Waldo Emerson dijo aquello de “La gente parece no ver que su opinión sobre el mundo es también una confesión de su propio carácter”. Y cuando hablamos de algo como el Kinkshaming, pues se convierte en algo más que cierto.
¿Qué es el kinkshaming, me preguntas clavando en mi pupila tu pupila azul?
Se define este anglicismo como el hecho de intentar avergonzar a alguien por sus preferencias no normativas. En este caso por mostrar abiertamente que te gusta el BDSM.
Parte de este post viene de una cuenta de Twitter que sigo donde @ladylaurycandy, una dibujante de comic de temática kink, habitual del mundo BDSM mostró en una imagen en esta red social un cilicio puesto. No faltaron por supuesto los «guardianes de la moral», kinkshamers y otra fauna que entró a criticar el caso desde una óptica tan torcida y cerrada que daba vergüenza ajena. Ella tiene bastante carrera ya en las redes sociales con el fenómeno este del kinkshaming (que tampoco es nuevo), puesto que, entre otras cosas, muestra muy abiertamente su pertenencia al BDSM.
Al margen de este caso, lamentable por la conducta de los acosadores cerrados de mente y «poseedores de la verdad única de lo que es normal», el kinkshaming es algo que rodea muy estrechamente a la comunidad BDSM. Por una parte por ello no pierde su consideración de underground, donde todo lo que se hace es entre la comunidad «de confianza», por así decir.
Estamos siempre bajo el punto de vista de esa sociedad normativa que oculta sus verdaderos gustos bajo la cama y que aunque se muera porque le azoten, le tiren de pelo, practicar sodomía o lo que sea que les guste, lo esconden y critican abiertamente.
«¿Pero cómo le va a gustar a un tío que le metan un dedo por el culo?». Uf. Impensable. Eso no está BIEN.
El kinkshaming está muy extendido, todos somos sujetos de que nos señalen y «opinen», critiquen, marquen cuánto nos salimos de la «normalidad». Incluso personas que se consideran abiertas de mente.
En muchos casos, y hablo a título personal, creo que se debe a una falta extrema de empatía, a una educación cerrada, en algunos casos a faltas absolutas de respeto y la más flagrante de las ignorancias, que te impele a opinar de lo que no entiendes abriendo bien la boca y haciendo ruido, porque sabes que «los normales» te van a apoyar, porque hay que ver qué perversión aquello.
El kinkshaming en muchas ocasiones solo demuestra la ignorancia, puede que la envidia en algunos casos, puede que simplemente la incapacidad absoluta de guardarte esa opinión quenadie te ha pedido en el cajón de tu propia estupidez.
Luego vendrán a pedirle cita a Domina Ghalia o cualquier otra porfesional, ocultando lo que quieren, lo que son, pero criticándolo bajo los focos.
No digo que todo el mundo sea así, igual que quienes han sufrido el kinkshaming muchas veces lo sufren pero no lo padecen: ya tiene callo y simplmente ignoran al ignorante, conscientes de que siempre los habrá.
En muchas ocasiones no todos podemos ondear las banderas de nuestras preferencias debido a esos factores sociales que no tendrían serias repercusiones en más de un aspecto de nuestra vida, sobre todo en una sociedad que viene de una educación puritana, rígida y por añadidura, católica. Pero es lo que hay.
Al final los ignorantes son más y nosotros vivimos nuestros gustos sabiendo que por lo menos tenemos esa realización personal para nosotros.
Aristóteles dijo: «La ignorancia es la madre de todos los males».