No hay dos dominas iguales eso queda clarísimo, porque cada una tiene su estilo, sus preferencias, y gustos. A algunas les va más el rollo látex mientras que a otras les gusta parecer que van de «estar por casa» y es el carácter lo que saca a relucir la dómina interior. Y las hay que lo combinan todo, o tienen un estilo para cada «mood», cada humor, digamos, o lo que se tercie en sesión.

Puede gustarte el look deportivo para que tu perro venga a besarte las zapatillas y lamer tus pies sudados antes de la sesión, puede gustarte entrar en el «modo dómina» cuando te enfundas en una buena falda ceñida, un blusa adecuada y te pones una gorra militar de plato; o incluso ser muy true y enfundarte en cuero para la sesión, separando a la persona de la dómina de trabajo (o placer).

Pero de puertas afuera, el concepto (prejucioso muchas veces) del mundo es siempre el mismo. Una dómina no lo es si no va vestida de cuero o látex, con un maquillaje agresivo, una actitud arrogante y cruel, con quien no se puede hablar ni dialogar y que se levanta cada mañana totalmente operativa y fusta en mano, siempre atendida por una legión de esclavos (eh, yo no me opongo a esta última parte :P). Vamos, que vas al Mercadona en taconazos de quince centímetros con púas en los bordes, dos tipos encadenados a tus pies y la cajera te entrega el cambio en tus zarpas de metal mientras con la fusta ordenas la compra y los esclavos la llevan. Que no digo que tenga su gracia pero… vamos, que no es práctico.

Sin embargo en el imaginario colectivo así es. La dómina no es una persona es un ser que ordena, manda y castiga, no tiene sentimientos, llega y azota y poco más.
En la serie Billions en su cuarta temporada el personaje que interpreta Paul Giamiatti, el fiscal Chuck Rhodes se confiesa ante el público como sadomasoquista, haciendo público lo que pasa en su cama. Si durante las primeras temporadas trataron exquisitamente el asunto del BDSM, con su mujer como dómina y siendo un asunto de alcoba, obviamente tras esa revelación unilateral, su mujer, Wendy Rhodes interpretada por una fantástica Maggie Siff, corta la relación y Chuck se tiene que buscar a otra dómina. No puede ser la mistress que les «entrenó» a los dos como pareja BDSM, Troy, concepto que me enamoró desde que lo vi, sino una profesional nueva. En la serie esta profesional no tiene ni nombre y hace algo absolutamente imperdonable según mi punto de vista. Lo primero que hace al ver a Chuck es soltarle un derechazo en un ojo y gritarle. Y qué queréis que os diga, después de años de profesión, una dómina no se comporta así, no puedes entrar repartiendo guantazos de esa manera.

Si bien la psicología de las necesidades sexuales que recaen en el BDSM han sido estupendamente llevadas hasta ese punto, con la entrada de una dómina estereotípica y desdeñosa han perdido eso que habían construido: credibilidad.

Wendy es una psicóloga especializada en equipos de alto rendimiento, esposa, madre, persona… y en su alcoba y solo ahí y en determinados momentos, dómina. Chuck es fiscal, político y siente una necesidad cada vez mayor de asumir rol de sumiso, cada vez más extremo, ante la presión de su trabajo y sus circunstancias. Es CREIBLE. ¿Por qué meten a una dómina estereotipada, una de esas en las que piensa todo desconocedor del BDSM como nuevo sujeto de la serie? No había ninguna necesidad.

A lo que va todo esto es que las dóminas somos personas con una vida, y cierto es que asumimos ciertas cosas cuando nos dedicamos a ello, pero también puede no dejar de sorprendernos que el estereotipo que campe tan alegremente sea uno tan rancio, que incluso en el imaginario colectivo sea un personaje que da miedo, o que se tiene como algo casi negativo.

Vamos, nenes, si sabéis que quien acude a una dómina lo hace porque quiere… Bueno, hay mucha tela que cortar aquí, con respecto al concepto de las profesionales del BDSM

Publicado por Domina Ghalia

Domina Ghalia es una dominante profesional que, a cambio del tributo adecuado, puede hacer realidad tus fantasías de sumisión. Normas de la Mazmorra: No Sexo Convencional. No Desnudos.

3 respuestas a «Sobre la imagen de las Dominas»

  1. Desde luego Domina Ghalia se expresa Usted como un libro abierto,artículos como este deberían ser publicados en periódicos y revistas de gran tirada para paliar la gran ignorancia que existe respecto al BDSM.
    Yo,como sumiso sexual desde que alcanzó a recordar,puedo asegurar que quienes acudimos a una Dómina lo hacemos encantados de la vida y hasta con emoción y el corazón en la boca,porque vamos en busca de nuestro máximo placer,cuasiprohibido,semioculto y muy mal mirado(presto a burlas y chistes).
    Yo pienso que para ser Dómina la ropa y los complementos ayudan a ponerse en situación pero lo principal es la personalidad y la actitud de la Dómina. La violencia gratuíta e incontrolada es aterradora,nunca puede ser BDSM,que siempre es sano,seguro y consensuado(SSC) y está basado en el respeto mutuo y en los acuerdos pactados preinicialmente,lo que lo convierte en un Juego de Poder Erótico y Sexual,de Dominio y Sumisión, de dolor pero Sobretodo de PLACER.

  2. Hola Domina Ghalia será un verdadero placer estar a sus órdenes en Agosto en Madrid y donde estoy de acuerdo con la norma SSC (Sano, seguro y consensuado) y lo más importante la confianza entre domina y sumiso porque lo contrario o es BDSM es violencia y es intolerable. Un saludo os vemos en Madrid.

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