Ayer mismo saltó a la palestra una noticia redactada solo con media tinta y media verdad en cuanto al uso del término BDSM en el medio.
La noticia, amarillista donde las haya, con tal de rascar lecturas anunciaba:
Escarificaciones BDSM: así es la peligrosa práctica del escándalo de Malasaña.
El Mundo
La noticia ahonda en un tema de falsas denuncias que no nos interesa, lo que sí lo hace es el uso del acrónimo BDSM, donde en la información vertida se identifica que esa escrificación formó parte de un ritual o una práctica del BDSM.
Vamos a ver: no.
El BDSM aunque tiene prácticas extremas, muchas de las cuales se han hablado en este blog, NO ENGLOBA A PERSONAS QUE POR HACER UNA PRÁCTICA EXTREMA YA SE LES ENCASILLE AUTOMÁTICAMENTE EN BDSM. Creo que necesito mayúsculas más grandes.
Si le das dos azotes a tu pareja en la cama NO estás haciendo BDSM. No a menos que sea algo acordado, que creáis y estéis en el ambiente, que disfrutéis de los juegos de intercambios de poder.
Si atas a tu pareja NO estás haciendo BDSM solo por hacerlo. Es un juego de cama.
Si viertes cera en tu pareja NO estás haciendo BDSM. Estás haciendo un juego de cama (y más te vale saber qué estás haciendo).
A lo que voy es que si tú, persona que practica el BDSM le dices a otra persona si quieres que la ate a la cama y jugar, NO es BDSM hasta que esa persona sabe lo que está haciendo, se forma en el BDSM y entiende lo que ello implica.
Para el BDSM hacen falta DOS como poco, y de ahí en adelante. Siempre ha de ser consentido, seguro y sensato, con una totalidad de asunción de consecuencias sobre cada práctica y cada paso que se da.
Esas escarificaciones de las que habla el artículo NO son BDSM. Son una práctica desigual, que, consensuada o no, no forma parte de nuestro ambiente en tanto que ambas personas no están dentro de él conscientemente. Ya basta de etiquetar de BDSM gratuitamente todo lo que sea una práctica extrema, hasta que se verifica que las personas implicadas pertenecen al propio ambiente. De ahí los problemas que han habido desde la publicación de 50 Sombras pochas (que no es BDSM, es abuso), y el amarillismo brutal sobre cada hecho que tenga una leve sombra.
Sí, existen las escarificaciones en el BDSM, por supuesto. Y es una práctica muy antigua y que no se suele realizar por su implicación a largo plazo como marca permanente. Pero ni lo que hicieron los de Malasaña es una escarificación, ni knife play, ni BDSM. Lo han tildado de BDSM porque así venden más la noticia, porque llaman más la atención y porque desdeñan absolutamente el BDSM de por sí, puesto que en la propia noticia se la califica de esta forma porque es más fácil que buscar otra explicación. Para qué, si se puede culpar al BDSM.
Hale, ya me he despachado. Podéis compartir o no la perspectiva, es solo mi opinión personal, la de Steward, Mayordomo de Domina Ghalia, quede dicho todo.
El que ha escrito ese artículo no entiende el mundo BDSM es una práctica (SSC Sano, seguro y consensuado). Unos azotes, tortura de pezones, tirar cera derritiéndose, y un sin fin maldades si esta previamente pactado eso es BDSM. Todo lo contrario dicho anteriormente o es BDSM es violencia y abuso porque es contra la voluntad de la persona. Estas de acuerdo Domina Ghalia yo creo que si porque estamos en la misma onda.
Pensé como vosotros al ver la noticia. Tres personas se «aventuran» en hacer una práctica sin reflexión, ni preparación… Y posteriormente el «sumiso» se «arrepiente» o «avergüenza» de la práctica realizada sin el más mínimo cuidado.
Y la prensa por no llamarlo estupidez lo llama BDSM .
Grillados unos y otros.