Todos los que estamos en este mundo con tantos claroscuros como es el del BDSM, nos iniciamos tarde o temprano. Sentimos «la llamada», y acudimos.
Esa primera sesión es la que marca. La que nos dice si queremos seguir o si esto no está hecho para nosotros. Tanto Dominantes como sumisos tienen su estreno con un amigo, una pareja o incluso con un perfecto desconocido.
Muchos han llegado a mi mazmorra pidiendo eso, una primera sesión, diciendo que son «novatos» totalmente y que quieren iniciarse y aprender. Sienten en su interior esa necesidad de sumisión y de ser controlado, de someterse y adorar a una Domina. Por eso pagan su primera sesión, para que sea inolvidable, para poder sucumbir a su pasión más oculta y ceder el control sabiendo que hay alguien al otro lado que tiene ese control y que los dirigirá, amable pero firmemente.
Y también hay quienes, sabiendo que tengo una mazmorra bien equipada, desea alquilarla para su primera sesión… y siguientes. Para no tener que ocultar nada en casa. La intimidad de un lugar ajeno y de confianza donde por primera vez disponer de todo lo necesario y descubrir y experimentar.
Las sesiones con iniciados tienen siempre en común la presentación, el darles el código de cómo se tienen que dirigir a su Diosa, cómo se tienen que comportar en la mazmorra, cuáles son las posturas que tienen que adoptar en cada momento, e introducción a todos los aparejos e instrumentos de la mazmorra.

En el fondo es como acercarse a un animal salvaje, que desea estar a tus pies, pero tiene miedo, no sabe si le va a gustar lo que le vas a dar. Y ese es el punto delicado de la primera sesión. El escuchar atentamente antes de imponer nada, tener la empatía necesaria para dirigir a esa temblorosa y emocionada criatura a los horizontes de placer que desea sin que los instrumentos más avanzados lo asusten. Todo es gradual, a todo se llega. Por eso yo los trato con tanta delicadeza (a la par que con la firmeza necesaria). Quiero que su impresión sea la correcta: que el BDSM es un mundo fascinante, con mil y una prácticas deliciosas y oscuras que el mundo exterior no comprende. Que están a salvo en mi mazmorra, que nadie les va a juzgar, que pueden ser quien ellos quieran, el perro más complaciente, el esclavo travieso y rebelde o la zorrita divertida y alocada que quiere una tarde de chicas.
Una primera sesión es eso, un punto de inflexión en tu vida que te descubre una parte de ti. Y si es bien entendida, llevada, si es sana, sensata y consensuada, y a ser posible, profesional, verás cómo este emocionante mundo te marca y te lleva a nuevos lugares que te ayudarán a realizarte como persona.
Sólo una palabra: ¡Atrévete!
Y vosotros, ¿cómo fue vuestra primera sesión?
Yo a todos los indeciso les animaria a probar con diosa ghalia, yo he estado con ella fuy con miedo a que no se me respetara mis limite con mucha inquietudes imaginaba que al no poder ver sus miembro femenino no me iva a exitar y entrar en sumision pero me equivocaba me puso a mil supo controlor mis erecion como y cuando queria en el mismo minuto me la ponia lacia que otra vez seme ponia tieza es de decir que se porto genial con migo al principio super amable al resibirme cercana atenta a la vez que autoritaria yo he salio super satisfecho estube una hora pero me quede con muchas ganas de mas cuando llegue al coche me oli las mano y de tener aun su olor en mi pum otra ereccion gracias diosa ghalia