Como ya hemos mencionado en algunos otros post las dommes también somos personas normales y corrientes. Y en nuestro día a día tenemos que afrontar diversos desplantes, faltas de respeto y todo lo que conlleva un trabajo de cara al público, un trabajo que no siempre es bien entendido y con el que muchos no encuentran reparo alguno en intentar forzar al máximo para mejorar un precio sin pararse a pensar por qué vale lo que vale, que hay personas que se esfuerzan al otro lado y que también merecemos ese respeto que se le da a muchas otras profesiones.
Pero el ser humano es predecible en muchos aspectos y que te falten a esa educación y respeto es algo que tenemos que afrontar, tristemente, en nuestro día a día, como mistress de BDSM, dóminas de mazmorra o a domicilio, profesionales del BDSM que trabajan para mejorar, para implementar, para adquirir más y más experiencia y ofrecer mejores y más completos servicios a muchos otros clientes que sí lo aprecian.
Sin ir más lejos os dejo tres ejemplos de conversaciones tristes, de faltas de respeto a los que me enfrento en mi día a día por personas poco educadas, conscientes o con la empatía de una fruta podrida.



Con esto lo único que quiero reflejar que somos personas, que trabajamos mucho, duro e intentamos llegar a más personas que quieren o necesitan nuestros servicios y necesitamos de ese respeto, el mismo que isempre ofrecemos nosotras.