Una cuestión de maneras

Como sabéis, y, sí este es otro post un poco de desahogo, además del BDSM profesional también trabajo con más gente en mi productora de videos, de la que ya os he hablado, dominacionyfetichismo.com.

Esta productora es muy exigente en tiempo y dedicación y continuamente estamos necesitando colaboraciones donde las Dominas y Amas son siempre pagadas por su colaboración o bien tenemos un acuerdo de intercambio entre nosotras con el producto-vídeo final y su uso por ambas partes; y los sumisos disfrutan de sesiones de dominación mientras son grabados. Un win-win, lo llaman.

En muchas ocasiones los sumisos deben pagar el canon o tributo de sesión y siempre, siempre, se les consulta las prácticas que quieren o no realizar, acorde también a los planes de grabación que tenemos. Estos planes inlcuyen diversas prácticas. Si el sumiso no quiere realizarlas de ninguna manera se harán ni se les podrá obligar a ello, siempre SSC, Sano, Seguro y Consensuado. Porque ante todo creemos en ello, en que si es deseado y consentido por todas las partes implicadas, ello se nota después, en la naturalidad de la sesión (que no actuación, siempre es una sesión grabada), y en la forma del comportamiento mientras se realiza.

Como decía, los sumisos, para participar en los rodajes deben realizar una reserva económica que les habilita para acudir a la sesión. Es una reserva a fondo perdido: si no vienes, no se devuelve, porque estás jugando con nuestro tiempo, espacio, dedicación, planificación total de no una o dos personas, sino hasta diez y a veces más, que se reúnen para llevar a cabo toda esta labor. Es nuestro tiempo, y el tiempo es dinero.

Pues bien, siempre hay alguien que se queja. En este caso un sumiso con el que ya había tenido algún encontronazo, quiso participar. Yo quise dar una oportunidad más y lo permití, previa reserva. Se le comunicaron todos los planes, la localización, el espacio y transporte. Se le consultó algunas de las prácticas para las que nos interesaba pero dijo a una de ellas que no. Esa parte por supuesto se respeta y no se vuelve a hablar en concreto. No, es no. Pues va y se ofende.

Al final no puede venir, no concuerda y se le saca del grupo de gestión de producción. Nueva ofensa. Que por qué se le ha sacado del grupo. «Pues porque no vas a participar, no tiene sentido». Indignación, y más porque pierde la reserva. ¿Cómo sigue el culebrón? Con una lista de audios que no pienso escuchar porque para eso me pongo un podcast de la reproducción del caracol que es más interesante que escuchar a alguien quejándose. Y porque no me gusta que lo hagan además en mi oído. Agh.

No contento con el drama, del que no pienso participar, me manda mensajes por los formularios de la web acusándome de robarle dinero y salir corriendo. Y es que la madurez brilla por su ausencia. Todo por haber querido darle otra oportunidad de participar.

Y es que «favorecer es crear un ingrato», dice el Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce, que siempre cita Steward, mi Mayodromo.