Los 10 Mitos Nocivos en Torno al BDSM: Desmentidos desde la Comunidad

Como practicante de BDSM desde hace años, he escuchado numerosos mitos y malentendidos sobre esta forma alternativa de entender la sexualidad. Aquí desmentimos los 10 mitos más negativos desde una perspectiva informada y basada en la experiencia.

  1. Mito: El BDSM es abuso disfrazado
  • Realidad: El BDSM se basa en el consentimiento mutuo, la comunicación abierta y el respeto. Antes de cualquier sesión, las partes involucradas acuerdan límites claros y utilizan palabras de seguridad para detener cualquier actividad que se vuelva incómoda. El abuso aquí no tiene cabida porque siempre se trabaja con confianza, con palabras y formas de seguridad y respetando al máximo los límites y deseos de ambas partes, por no hablar del aftercare.
  1. Mito: Las personas que practican BDSM tienen traumas o problemas psicológicos
  • Realidad: Las personas en la comunidad BDSM provienen de todos los ámbitos de la vida y no hay una correlación directa entre la práctica de BDSM y la existencia de traumas o problemas psicológicos. Muchos encuentran en el BDSM una forma saludable de explorar su sexualidad, de conocerse mejor, de ir más allá de las convenciones y salir de la rutina. También como una forma de expresarse a través de los roles, de desarrollar deseos y fantasías que, muchas veces, no tienen cabida en la sociedad pacata y aceptada de la sexualidad normativa..
  1. Mito: El BDSM es solo sobre dolor y sufrimiento
  • Realidad: El BDSM incluye una amplia gama de actividades, desde el juego de poder y la restricción hasta la estimulación sensorial. No todas las prácticas implican dolor, y muchas personas disfrutan de aspectos que son más sobre conexión emocional y placer mutuo. Existe el BDSM sin dolor, basado en la dominación, la dominación mental, algunos juegos de roles, donde los castigos se entienden de otra forma. Hay tantos BDSMs como personas que quieran adentrarse y ponerlo en práctica.
  1. Mito: Las relaciones BDSM no son saludables
  • Realidad: Las relaciones BDSM, cuando se practican de manera consensuada y comunicativa, pueden ser extremadamente saludables. La base de una buena relación BDSM es la comunicación abierta, la confianza y el respeto mutuo. Como con toda relación depende de quienes se desempeñen en ella, de su nivel comunicativo. No son relaciones que se centran en el abuso, la arbitrariedad y el abuso de la posición dominante: no hay nada que hacer si sabemos que una práctica está fuera del límite de/la sumisa. Es más, ser dominante significa preocuparte por tu pareja y saber qué quiere, qué desea y qué no admite. Para algo están los límites.
  1. Mito: El BDSM es una moda pasajera impulsada por los medios
  • Realidad: Aunque la popularidad del BDSM ha aumentado gracias a los medios de comunicación, es una práctica que ha existido durante siglos. La comunidad BDSM es diversa y profunda, y va más allá de cualquier tendencia temporal. Ya hablamos de ello en otros post, pero, básicamente, el hecho de conocerse más y popularizarse ha dado lugar a que deje de estar totalmente en la tiniebla del underground para dejarse entrever quizás en las penumbras. Algo más cercanos a la luz.
  1. Mito: Solo los hombres dominan y las mujeres son sumisas
  • Realidad: El BDSM es muy diverso y no se ajusta a roles de género tradicionales. Tanto hombres como mujeres pueden ser dominantes o sumisos, y las parejas pueden intercambiar roles según su deseo y acuerdo. De hecho la variante FemDom es la situación totalmente contraria, por no hablar por ejemplo de los switch, que alternan la dominancia en las sesiones, de forma consensuada.
  1. Mito: Los practicantes de BDSM no pueden tener relaciones “normales”
  • Realidad: Las personas que practican BDSM pueden y tienen relaciones «normales» o «vainilla» fuera de sus actividades BDSM. Para muchos, el BDSM es solo una parte de su vida sexual y emocional. Algunos lo ocultan y tienen relaciones vainilla en su vida normal y diaria y dejan el BDSM para situaciones particulares, para «montar una escena» con su pareja o una profesional del tema, según las circunstancias de cada cual. Es cierto que hay algunas personas que ya prefieren el BDSM a las relaciones sexuales vainilla porque las consideran más intensas, pero es cosa de cada caso particular.
  1. Mito: El BDSM promueve la violencia
  • Realidad: El BDSM consensuado no es violencia. La clave es el consentimiento informado y mutuo. Las actividades son acordadas y disfrutadas por todas las partes involucradas, lo cual es muy diferente de la violencia o el abuso. El BDSM no existe sin el acuerdo mutuo, el establecimiento de límites y de formas de seguridad, además del aftercare posterior a la sesión donde ambas partes se cuidan y comentan lo sucedido en la sesión. Si bien es cierto que en algunas prácticas de BDSM se ejerce un tipo de violencia controlada, lo es porque es deseada por ambas partes y nunca impuesta. El sumiso siempre tiene el poder de decir NO y toda acción acaba en el momento.
  1. Mito: Las personas que practican BDSM quieren hacer daño o ser dañadas
  • Realidad: El objetivo del BDSM no es hacer daño, sino explorar sensaciones y dinámicas de poder de una manera segura y consensuada. El bienestar físico y emocional de todos los participantes es primordial. A nadie le gusta resultar dañado gratuitamente, ni a los masoquistas. Todo dolor o aplicación de este sigue unas reglas y unas finalidades (excitación, exploración de los sentimientos de humillación…), no por decir «me gusta el BDSM» vas y cruzas la cara de tu pareja porque sí. Y ni siquiera los sádicos hacen daño gratuitamente (en el ambiente BDSM), porque esto no tendría sentido. Si no hay un acuerdo mutuo, no hay nada.
    El dolor es solo una de las formas del BDSM, aunque muy efectiva, pero también hay que decir que quienes admiten este dolor lo hacen porque les excita, porque les gusta; sus receptores del dolor lo trocan de dolor a placer mediante un procedimiento químico-hormonal, además de que no se clasifica como «daño», más allá de las consecuencias sobre la piel. E incluso estas tienen una consideración distinta para quienes lo practicamos, pues una sumisa o sumiso siempre verá esas «marcas» como medallas, como algo ganado, y entendido como una experiencia satisfactoria, desde unas pinzas en los pezones a un culo bien rojo por el spanking, una marca de mordisco o cuerda, o cualquier otro tipo de repercusión física (siempre bien entendida y que esté dentro de los límites).
  1. Mito: El BDSM es algo que se debe ocultar por vergüenza
    • Realidad: Aunque puede haber estigma social, muchas personas en la comunidad BDSM se sienten orgullosas de su forma de vida y no ven ninguna razón para ocultarla. La educación y la visibilidad ayudan a desmitificar estas prácticas y a reducir el estigma. Es cierto que es difícil que en una conversación cualquiera pueda surgir el momento «pues a mí me va el BDSM». Aunque puede, también depende del ambiente social, el instante y las repercusiones que pueda tener.
      Por desgracias aún no vivimos en una sociedad en la que decirlo directamente no suponga nada. No un estigma social, o no con todo el mundo, pero poco a poco se va viendo este tipo de sexualidad alternativa como aceptable, como poco por las personas más abiertas de mente y de determinados colectivos.

El BDSM es una práctica rica y diversa que, cuando se lleva a cabo de manera consensuada, informada y respetuosa, puede enriquecer las vidas de quienes lo practican. Desmentir estos mitos nocivos es un paso importante hacia una mayor comprensión y aceptación de esta forma alternativa de sexualidad.

Publicado por Domina Ghalia

Domina Ghalia es una dominante profesional que, a cambio del tributo adecuado, puede hacer realidad tus fantasías de sumisión. Normas de la Mazmorra: No Sexo Convencional. No Desnudos.