Dominación a Distancia.

Suena el teléfono. Ha entrado otro whatsapp. Ahora Sus imperiosas palabras te arrastran a una nueva orden que debes cumplir. En esta ocasión te toca humillarte, ir a comprar unas bragas “las más horrendas que veas”, dice la instrucción, y mostrárselas a Ella puestas en posición de súplica, rogando por tu adecuado castigo, pues eres un perro, lo sabes y debes ser castigado y humillado por la Diosa que tanto deseas complacer.

Esto es un ejemplo. Un leve esbozo de lo que puede conllevar la dominación a distancia, otra de las prácticas del BDSM que te hacen palpitar y sentirte vivo en un gris día a día. La dominación a distancia puede ser tanto un complemento en la dominación profesional, como una actividad por sí misma. Es decir, puede ser parte de sesiones pactadas con la domina, para mantener la tensión y el deseo entre sesión y sesión, como una forma de acercarse al BDSM y la dominación si la domina que te gusta, si esa Diosa que estás dispuesto a adorar, se encuentra lejos de ti.

Imagina tu día a día, el normal, el que no incluye BDSM, el que está alejado, que es lo opuesto al placer que se experimenta en una sesión con una Domina profesional o con una pareja dominante; y ahora, supón que bajo la ropa tienes escritas palabras que Ella te ha ordenado, palabras que te identifican como su perro, su puta, su sissy, su animal, su criatura. Para tu humillación y excitación y su deleite.

Deberes que cumplir, órdenes, pruebas, algunas muy exigentes que mostrarán tu dedicación, que será recompensada en sesión, o, quizás, con una fotografía de la Diosa o un reconocimiento público en su galería para clientes… Nunca sabrás a qué te enfrentas cuando su mente se pone en acción, si las pinzas morderán tu piel o cuánto deberás esperar hasta que ella te dé permiso para… aliviar a tu cuerpo. Porque eso eres en la dominación a distancia, un juguete en manos de una Diosa de malvada inventiva y perversas intenciones, siempre acorde a lo establecido.

Alguien que elevará tu excitación y tu deseo hasta extremos en los que sólo desearás estar allí, al final, físicamente, para postrarte a tus pies y adorarla.