Hablaba yo con Domina Ghalia, sentados, mientras consultábamos unos datos del negocio, en una terraza frente al mar, y discutía por mi parte que, en el fondo, nunca nos entenderán. Me refiero a la «los otros», a los vainilla o como se los quiera llamar. A aquellos que nunca se han asomado por nuestro mundo de cuero y cadenas y de quienes no entenderían la más mínima de las palabras que les dijéramos una vez enunciado el primer acrónimo: BDSM.
No, no nos comprenderán. De hecho todo esto viene por lo que me ha recordado aquella conversación: una noticia en DominacionWorld.com en la que dos partidos políticos del consistorio madrileño usaban un vídeo de BDSM de expresión netamente artística, y subvencionado por el ayuntamiento mismo, para tirarse heces a la cara. Lo que en BDSM se llamaría SCAT y se haría con gusto por aquellos que sientan tal inclinación, pero que en ese caso se ha convertido en práctica habitual de lo que ellos llaman «política».
La cuestión es que estoy muy seguro de que posiblemente más de uno y de dos en el propio ayuntamiento practican en su intimidad esta catalogada como «parafilia» que para muchos es parte de nuestra forma de entender el mundo.
Y es que por más que se haya normalizado en muchos casos los aspectos más «soft» del BDSM merced, y eso debemos reconocérselo a la moda en novelas del tema, ni los medios ni la opinión tardarán en satanizarlo de nuevo, viendo tan solo con ojos paternales lo de 50 Sombras.
Personalmente dudo mucho que nos entiendan, si no estás dentro o te has asomado alguna vez a este abismo delicioso, donde las relaciones de poder son sanas, donde todo está consensuado, donde la comunidad tiene a apoyarse, ayudar y sostener, y donde, además, las prácticas profesionales, pero profesionales de verdad, no los y las aficionad@s con látigo, son gente de larga trayectoria, probada experiencia y que siempre tienen una palabra amable.
Cuando alguien de éste ámbito (y no hablo solo por Domina Ghalia), es entrevistado en algún medio, suelen demostrar una soltura y una capacidad comunicativa fuera de lo común. Y es que este mundo curte. El hecho de querer disfrutar conscientemente de todo lo que conlleva el BDSM hace que tengas que priorizar cosas en tu vida y que lo lleves de otra manera, incluso de forma reivindicativa.
Llevo ya bastantes años en la escena BDSM, y lo único que puedo decir es que no, nunca nos entenderán. Pero, ¿sabéis qué?: en el fondo, tampoco hace falta.