Al principio todo son dudas. Vale, menos los ilumiunad@s del tema que no dudan ni penan, pero esos no cuentan. Pero al principio, decía, todo son dudas. El dominante por si sabrá hacerlo todo bien. El sumiso por si podrá afrontarlo todo. Pero en torno a ello, alrededor de esa etiqueta: «BDSM» se reúnen una serie de emociones y de excitación.
Hace poco encontré este artículo y Domina Ghalia y yo lo comentamos.
Y es cierto que los que se inician en este mundo muchas veces lo hacen con miedo. Pero yo defiendo que suele ser una mezcla de expectación por lo que está por venir y el temor a descubrir lo que tienes en tu interior. Y es que el BDSM te puede mostrar un camino que, aunque lo abandones, siempre estará ahí. Es esa senda torcida (a ojos de los demás), pero que te permite organizar tu mundo interior. Y descubrir cosas sobre ti.
Como dominante: que estás al cargo de la situación, que tienes el 200% del control, que a veces, como dice Milady, el placer está en el poder cedido libremente y en saber que la otra parte confía y se entrega. El placer del sumiso es saberse en manos de alguien en quien confía y a quien se entrega. Su objetivo es complacer, servir, sentir que es usado/a y sumergirse en las nieblas del placer.
Ya sea usado como válvula de escape, salida sexual, juegos de cama o modo de vida, el BDSM permite descubrir cosas sobre nosotros mismos que jamás creeríamos, que no sabemos que están ahí, yacentes, aletargados, hasta que surgen y nos fortalecen, nos reconfiguran. No solo durante las sesiones: muchas veces ese conocimiento trasciende y nos hace ver cosas maravillosas sobre nosotros mismos, ver que somos capaces de superar nuestros límites, de llegar a nuevas cotas de placer, osadía, desafío, de entrega.
El BDSM descubre todo eso y más, es un generador de experiencias que te permite ahondar en tu interior a la vez que en la relación o en nuestra propia conducta. No es solo una práctica sexual: es un camino perfecto sobre la conducta y sobre la valentía que todos tenemos en nuestro interior. La valentía de osar desear un nuevo rincón de libertad en el que estar.
Muchas veces, cuando no se han tenido otras opciones, una pareja predispuesta y comprensiva o las circunstancias adecuadas, simplemente se recurre a un profesional. Los hay que encuentran un cicerone en este mundo, un Virgilio que les guía paso a paso. Otros se someten directamente y aprenden de una profesional como Domina Ghalia que lleva años de práctica y tiene un don natural para ello.
Y eso engancha, lo hace más seguro para el sumiso practicante, y los dominantes toman ejemplo de sus capacidades. Se trata de aprender, como ya he dicho, de adentrarse en esa senda excitante, interesante e inusitada.
Pero no os fiéis, siempre lo digo: Cuando miras al Abismo, el Abismo también te devuelve la mirada y mira dentro de ti. Y al hacerlo, añado a las palabras de Nietzsche, es posible que despierte tu Hambre por más cuero y cadenas. No os sorprendáis si después de todo esto queréis más, y nacen nuevos intereses. Más masoquistas, hacia el fetichismo, el transformismo y la humillación… El BDSM sólo es un nudo con múltiples cabos que te permitirán sumergirte en esa telaraña oscura y atrayente, hacia extraños destinos, cada cual más excitante.