Uno de los artilugios más divertidos y recurridos de mi mazmorra es, sin duda, la cruz de San Andrés.

Este gran mueble de madera, que tiene muchas aplicaciones y forma de juego, es uno de los lugares de inmovilización, con sus grandes argollas y, en el caso de mi mazmorra, dispongo un pequeño espejo en la pared para que, si quiero, el sumiso se las vea venir.

Cruces de San Andrés hay muchas, tipos distinos de modelos, algunas pensadas para mazmorras temporales o recreadas durante un rato y que sean fáciles de guardar o almacenar hasta la kinky hour y otras permanentes, como la mía, que es una cruz mural que va atornillada contra la pared.

aseo castigado por Ghalia

 

Os cuento algunos modelos:

  • La cruz mural: es aquella que, como ya he dicho, va atornillada contra la pared. Puede tener ángulo o no, para hacer que el sumiso se recueste un poco o estar totalmente recta. Las abrazaderas pueden ser regulables o no. A mí me gusta tenerlas un poco altas para que el sumiso no esté en una postura cómoda, sino ligeramente forzada y eso me de más libertad a la hora de sorprenderlo con azotes, arañazos, cera, etc.
  • Cruz de San Andrés con peana o soporte: en muchos casos la cruz es aérea, sin soporte contra la pared, lo que hace que necesite de un sistema para mantenerse. La peana o soporte la ancla al suelo de forma no permanente (normalmente, salvo que se usen pernos contra el suelo si va a estar fija). Pueden ser rectas o inclinadas (éstas últimas dan mucho juego), y son bastrante estables. Pueden pesar en función del material de la peana, pero la ventaja es que es más o menos móvil y se puede trasladar por la mazmorra para alternar el sitio y ofrecer nuevas ideas.
  • Desmontable: normalmente se compone de cinco partes que son el centro y los brazos. Esta cruz de San Andrés que va normalmente contra la pared permite montar y desmontar y poderla almacenar tranquilamente. Como las cruces murales y las más estables, en función del gusto, pueden estar acolchadas o ser de material al aire, ya sea madera o metal.
  • Plegables: son las que pueden plegar los brazos sobre los inferiores para aumentar el espacio una vez utilizadas. Son prácticas y se suelen fijar sobre topes cuando se despliegan.

Como haber, podéis ver que hay un tipo de cruz para cada necesidad. También las hay de travesaño superior, con abrazaderas ajustables, con correas por toda su superficie, giratorias sobre su propio eje central, etc. Todo depende, realmente de la necesidad. Las cruces suelen comprarse ya hechas o encargarlas, como en mi caso, a un artesano que te la proporciona a medida.

La Cruz de San Andrés, en definitiva es uno de los mejores elementos de una mazmorra profesional, y también para una casera, tanto si se va a dejar instalada como almacenada para alternar los distintos elementos en el espacio disponible.

Y solo de pensar en todas las historias, todas las sensaciones que acumulan… Eso es BDSM. 😉