Hay muchos muebles divertidos en el mundo del BDSM que adornan una mazmorra ya los que se les da uso en las sesiones. En este caso vamos a hablar de la llamada «rueda de tortura», que no hay que confundir con la rueda de Wartenberg, a la que ya dedicaremos su propio espacio.

rueda de torturaRueda de tortura.

Este mueble creado especialmente para las mazmorras mejor surtidas (en este caso, en la foto, os mostramos la de la mazmorra de BDSM en Benalmádena de Estudio Ghalia), las hay de varios tipos. Están las que tienen un acolchado completo en toda su extensión y que tienen sujeciones de cuero, que son grandes y aparatosas, pero con divertidos resultados, y las de madera o metal, sin acolchados, que permiten numerosos tipos de agarre, atadura, uso de cuerdas o cadenas y enganches de diversos tipos.

La finalidad está clara: es la sujeción del sumiso a ella para disponer de su inmobilización para todo tipo de maldades por parte de la Domina en cuestión y así torturarlos con alegría y entusiasmo.
Por supuesto uno de los puntos fuertes de este tipo de artefacto es el hecho de que giran sobre su propio eje. Bien sujeto, el sumiso queda a merced de la dominante para ser girado, volteado, para aislarle y hacerle perder el sentido de toda orientación, y crear una mayor sensación de indefensión en él, que tendrá que lidiar con la humillación y el control de la Domina sobre el Arriba y el Abajo. En prácticas de aislamiento también pueden ser interesantes los resultados que da, además de jugar, conscientemente, con las variaciones del equilibrio y con ponerlo bocabajo como tortura, colgándole otros juguetes de sus partes y que sienta dolorosa, aunque consensuadamente, cómo pinzas y pesos se retuercen en sus partes más delicadas.

Obviamente puede disponerse a un sumiso en la rueda como parte integrante de la decoración pasando así también a las torturas de objetificación del sumiso y muy cercano a la fornifilia, pudiendo usarlo, atado, como candelabro humano, etc.

En algunas fiestas se dispone a un sumiso en una rueda de tortura y se le puede usar como ruleta, aunque también como interviniente en ciertos juegos como una suerte de dardos o pelotas blandas con pintura que lanzarle, para lecciones públicas de spanking y whipping, así como de estudio de otros interesados, como sujeto de pruebas, volviendo al tema de la objetificación. Ese ese el concepto que a muchos sumisos se les clava en la mente cuando son sometidos a la rueda: ser un objeto, ser ignorado como tal, tratado como ello… ser un objeto es ser menos que una persona, creando sensaciones inimitables de insignifcancia, además de otros castigos que se pueden aplicar, completivos a estas sensaciones.

¿Y vosotros, queréis probarlo?