Eres su puta y te encanta.

Tu novia y tú rivalizáis en gemidos de placer cada vez más clamorosos. Ambos sois embestidos sin piedad con una crudeza impúdica bestial.

Dos furcias ensartadas gimoteando como trofeos de caza.

Cuándo crees que no te queda nada más que ver o sentir, tu Diosa vuelve a dar otro golpe de tuerca…

“¡¡¿Te gusta cómo te follo cornudo?!!” Espeta Diosa Ghalia mientras con su pecho apoyado en mi espalda me agarra fuerte del cuello con una mano y con la otra me mete tres y cuatros dedos en la boca obligándome a babear.

El castigo y el placer que siento es tan brutal que no puedo articular palabra y solo puedo seguir gimiendo a medio metro de mi novia, que gime aún más fuerte que yo.

“Así que la puta puerca no quiere contestar” dice mi dueña con un tono firme y solemne, agarrándome del pelo hacia atrás y sacando muy muy lentamente más de medio rabo de mi ojal.

“Te vas a enterar putita desobediente” susurra mi diosa al oído mientras se ríe de forma casi inaudible. Se crea un momento en que parece que el tiempo se ha detenido, oigo casi lejanamente los gemidos de la puta de mi novia, caigo en una especie de sopor momentáneo, en una nube que aturde mi sentido y que deja mi cuerpo en una especie de estado de laxitud, como un muñeco de trapo.

Sin venir a cuento mi diosa me escupe en la cara, despertándome súbitamente de mi estado de inopia. Todavía no he digerido que  tengo la cara llena de saliva cuando dos hostias cruzan mi cara y siento que mi diosa me ensarta bestialmente su “polla” en un arreón seco, y durísimo que hace que todo mi cuerpo se  eleve por un instante.

El placer es indescriptible, no hay dolor porque mi Diosa me tiene tan dilatado y tan salvajemente excitado que posiblemente me cabría otra polla más. Dos lágrimas de placer infinito resbalan lentamente por mis mejillas.

Mientras exhalo un gemido de zorra, con la porra de mi diosa firmemente clavada hasta la empuñadura, ella tira de mi pelo hacia atrás y eleva mi cara. Encuentro por sorpresa el rostro de mi novia sonriendo maléficamente a pocos centímetros de mi cara. El semental está quieto detrás suya mientras ella muy suavemente empuja su culo hacia atrás clavándose su polla en una especie de baile de twerking.

Mi novia me escupe en la boca y me cruza la cara en una décima de segundo. No lo he visto venir. La excitación es muchísimo más fuerte que el dolor, y mi polla se pone aún más dura por la humillación que me está aplicando mi propia novia.

“Eres más puta que yo, puto cornudo. Si no fueras un pajillero con la polla pequeña estarías tu follandome como un hombre, pero eso no va a volver a pasar en la vida, ¿te enteras?”

No puedo ni articular palabra con lo que acaba de decirme mi novia, que me vuelve a escupir en la cara y me da dos tortas mientras Ghalia me sostiene firmemente la cabeza por el pelo, y retoma la follada de mi culo a ritmo de tambor.

Mi novia y Ghalia ríen al unísono.

«¿Qué te pasa cornudo? No contestas pajillero? Te pasa algo?» Dice burlonamente Ghalia, con voz suave y de sorna, tratándome como a un niño pequeño, mientras estimula uno de mis pezones con un dedo húmedo y aumenta el ritmo de empotramiento.

El placer que sacude mi cuerpo me impide contestar, solo oigo mis propios gemidos, como si no fueran míos, porque no soy capaz de entender cómo he llegado a este punto, cómo pueden haberme convertido en semejante guarra.

“Voy a ganar mucho dinero contigo y con tu novia cornudo. Os voy a alquilar para que os follen como putas quien a mi me de la gana” suelta de forma divertida mi Diosa «¿Vas a ser mi putita comepollas cornudo?» Pregunta mi Diosa deteniendo su vaivén por un momento.

Oigo como mi labios pronuncian “Soy tu putita”. No soy yo, hay una zorra que me ha poseído. Esto no es propio de mí…

Ghalia y mi novia estallan en carcajadas. “Te dije que era más puta que tú, perrita” dice mi Diosa acariciando la cabeza de mi novia como si fuera un chucho mientras el semental, cubierto en sudor, la sigue penetrando, pero ahora, suavemente, como un amante enamorado.

Mi novia ronronea agradecida bajo las caricias de su ama y el suave trato del semental.

Sin previo aviso mi Diosa saca su polla completamente de mi culo, y extrañamente, me siento vacío, cómo  si me faltase algo, a la vez que vuelvo a sentir un extraño y casi sedante placer.

Mi Diosa me agarra del pelo y me sujeta por el mentón, aprieta mi cabeza contra su pecho, y me sonríe dulcemente mientras me mira a los ojos. Introduce dos dedos en mi boca, y me la folla con sus dedos, suavemente. “Buen perrito, te estás portando muy bien, estoy muy orgullosa de ti”

Abre mi boca y deja caer su saliva lentamente…

Extasiado, como un bebé acunado trago toda su saliva mientras me abandonó al trance que ha inducido mi Diosa en mi. Noto como mi Diosa roza algo frío, cómo metálico en mi ojete y doy un pequeño respingo.

“Tranquila putita, ahora te voy a meter despacito un plug metálico, para que mi zorrita siga con ese culito abierto.”

Noto como mi Diosa juega con la cabeza de metal en la entrada, y disfruto de la extraña sensación del frío metal profanando mi ojete muy lentamente.

“Asi putita. ¿Ves qué bien? Cada día tienes el culito más abierto y más tragón, dentro de poco podré follarte este culito con un buen pollón calibre negro del wassap.”

Noto como el cuello del plug se estrecha y mi ojete se cierra, haciendo tope en un extremo circular. Mi diosa me hace una foto y me acerca el móvil para enseñármela. Haciendo tope en mi culo solo queda un círculo metálico dónde está engarzado un cristal de color lila que simula una piedra preciosa.

“Mira, ¿has visto que elegante estás perrilla? Enjoyada como una puerca de la alta sociedad” me susurra al oído mientras jadeo de placer al tener de nuevo el culo lleno.

Con un sonoro azote en el culo, mi Dueña me despierta de mi momentáneo letargo.

“A lamer coño perrito!” ordena como si le hablara a un Yorkshire. “Ponte debajo de la puta de tu novia y lámele el coño que lo tiene más abierto que nunca y recién follado; antes le bailaba tu pollita en el coño, pero es que ahora no tocas pared de los pollones que la estoy obligando a follarse”.

Me coloco debajo de mi novia que está a cuatro patas en el suelo y puedo comprobar desde abajo  que su coño parece la boca de un metro. Está muy enrojecido, hinchado, brillante y pringoso; su flujo chorrea y me cae en la cara. Puedo oler su lujuria y sentir su excitación.

“Siéntate en su boca, que saboree tus flujos y los de la polla que te está follando. No me extrañaría que este semental  te deje preñada, pero no te preocupes que el cornudo va a cuidar del niño como si fuera suyo y a pagarlo todo, mientras yo sigo emputeciendoos hasta que tu seas una archiputa de lujo y el un cornudo tragalefas”

Me veo obligado a lamer el coño encharcado de mi novia mientras oigo cómo gime y me dice “No pares de lamer ciervo, que es lo único que vas a hacer a partir de ahora: limpiar pollas y mi coño con tu lengua de puerca”

La polla me va a reventar y siento como mi novia acaricia mis cojones agradeciéndome el exquisito trabajo de perro lamedor.

Otra mano parece estirar la piel de mi escroto y siento que me ponen una pinza. Sucesivamente van colocándome pinzas estirando el pellejo que cubre mis cojones, hasta rodearlo totalmente. Cada pinza que es colocada se convierte en un suave dolor seguido de una sensación de placer. Lamo con aún más ansias el coño de mi novia, mientras ella me lo refriega por toda la cara, en círculos, pringándome la cara que me huele a almeja y a polla.

Una mano pajea suavemente mi polla, con tal maestría que mi cabeza empieza a mandar líquido preseminal. Noto como otro glande se refriega con el mío lubricándose con mi aceitosa esencia. La mano exprime mi capullo con dos dedos, para recolectar más líquido y lo recibe con dos dedos suaves.

Siento como tiran de la redonda joya en mi culo para retirar muy lentamente el plug metálico, y suspiro de placer por la sensación del frío metal deslizándose por las paredes de mi recto abandonando su improvisado refugio. Unos expertos dedos retiran las pinzas de mi escroto y una mezcla de dolor y placer desconocida para mi, hacen que me estremezca.

“Mmmm, qué gustito ¿verdad puta? Ahora te voy a lubricar este culito de zorra con tus propias gotas de leche. Primero te voy a meter los deditos, que se que te gusta y después te voy a clavar esta polla, que es un poquito más grande que la de antes. Te estás volviendo tan zorra que ya te empiezan a caber los calibres de Safari, pedazo de guarra.”

“Perrita, agarra esta polla y clávasela a la maricona de tu novio, que ya le pica el culo y está deseando un buen rabo que lo rellene de carne”

Mi Diosa agarra mis dos piernas colocándolas apoyadas sobre sus hombros, sujetándome  los tobillos Puedo sentir como mi novia clava despacio ese enorme pollón en mi culo. Siento algo de dolor, a pesar de tener el culo muy dilatado y las piernas hacia arriba, que permiten una penetración máxima. Exhalo un gemido quejándome por el castigo.

“ Sssssss calla puta, no seas zorra quejica, que te va a gustar tonta”

Mi diosa acaricia mi culo y mis cojones con sus uñas mientras mi novia me lame un pezón con lengua vibrante. Siento un placer que chisporrotea por todo mi cuerpo y me relajo entregándome a ellas. Mi Diosa aprovecha la relajación y desliza más de la mitad de esa enorme verga dentro de mi.

“Ves como no era para tanto? Ya la tienes dentro, putona tragona”

Mi novia vuelve a ponerme el coño en la boca y empieza a lamer mis pelotas, mientras Ghalia comienza a percutir con decisión perforando mi culo como una tuneladora.

Cuando el dolor ya casi ha desaparecido y oleadas de placer recorren mi cuerpo, noto que algo duro roza mi cara. Es el cabron del semental, está refrendando su polla por toda mi cara mientras con la punta del capullo estimula los labios vaginales de mi novia, que empieza a gemir. Ese hijo de puta me está demostrando que mi novia es una zorra, pero que yo también lo soy, porque no hago nada por impedir que nos trate a ambos como sus juguetes.

“Clávate la polla cornudo… y lámele bien cojones al Dios que se folla a tu novia. Mira bien como una polla de verdad entra y sale del coño de tu novia y mantenle el coño abierto y sujeto con dos deditos en uve. Así sientes las embestidas de este cabron reventándole el coño. Y tú a mirar, a callar y a lamer, puta de mierda, que es para lo único que sirves, mamporrero comepollas”

Continuará…

(EL cornudo comepollas quiere agradecer a los lectores la atención prestada y desea que sigan disfrutando con su degradación y humillación. Total, solo sirve para ser el mamporrero de su novia…).