by Steward Metatron.

Hace unas semanas se estrenó en la plataforma Netflix la serie Bonding, protagonizada por una estudiante de psicología que se gana la vida con el BDSM de forma vocacional. Quería compartir un par de palabras, tanto mías como de la conversación mantenida con Domina Ghalia sobre la serie; no será mucho y no voy a spoilear nada que está tan feo como no hacer caso de la palabra de seguridad. Es decir, no es responsable.

La serie nos muestra desde el minuto 1 que -por fin-, la protagonista se dedica al BDSM profesional, se identifica como Dominatrix (ya sabéis que prefierimos el término Domina) y que NO practica sexo con los clientes. Hasta aquí me parece perfecto. Hasta podría sentirme identificada. Quizás de ese primer momento no me guste que para llegar a la mazmorra hay que ir a un local sórdido, en mi caso no lo es. Seguramente los habrá, luego no puedo criticarlo del todo. Igualmente sí puntualizo que en mi caso trato de que sea un entorno lo más natural posible. De hecho algunos sumiso piden incluso que sea «casero» según su preferencia. De ahí que la parte del momento sórdido fuera lo que menos me encajara.

El otro puntal de la serie es el amigo y recién contratado asistente de la dominatrix, que es inlcuido en las prácticas de mazmorra de forma choncante. Una de las frases que dice es «Si te lo hubiera dicho desde el principio te habrías negado». Pero como le hace falta el dinero… Quizás la parte que menos me convence y más me choca sea esta, dado que el BDSM parte entre otras cosas del consentimiento explícito, el SSC, Sano, seguro y consensuado. Pero si no se lo saltan a la torera no hay serie, no hay impacto, no hay sorpresa ni caras raras. Como he dicho, lo más flojo.

Los siete capítulos de la serie, de unos 15 minutos de duración de media, son muy aceptables y entretenidos. La parte que más me ha comentado Domina Ghalia es el trasfondo que le han querido dar a ella. En un punto dice que lo «pasó muy mal y encontró cierta forma de tomar el control de su vida en el BDSM». Y como hemos comentado muchas veces, no hace falta estar jodido para acabar o llegar al BDSM, no es una excusa ni un paliativo psicológico. Es una forma distinta de entender las relaciones de poder, las necesidades y entre parejas, hasta el sexo. Nada grave, desde luego, pero es de lo que más nos supo un poco amargo. Al menos preferimos, desde luego esta serie al ente infecto que supone 50 Sombras, dado que quien escribió dichas novelas ni siquiera entiende de BDSM y lo que plantea como protagonista es poco menos que un psicópata.

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En otro orden de cosas solo espero que si siguen la serie, desarrollen o no más un argumento romántico, no caigan en la destrucción de un personaje tan bien construido como hicieron con Lady Heather en CSI: Las Vegas, que era un personaje inmenso y perfecto en su primera aparición y en las siguientes cuatro solo cae en picado hasta ser una damisela en apuros.

Como último punto, sí, los riesgos existen en esta profesión. Se ve en la serie a lo largo de sus capítulos y ya sabréis a qué me refiero cuando la veáis. Es algo que siempre está. Ya hablaremos de ello en otro momento, en otro post. Pero cuando una se dedica a esto sabe muy bien a lo que va, lo que esperar, y que ciertas dosis de seguridad siempre son necesarias.

Serie recomendable, vedla, os gustará y os reiréis. No hace falta ser salvajemente críticos es solo un entretenimiento y por lo demás refleja algunas realidades.