Si hay un elemento definitorio del BDSM con el que enseguida se asocia esta práctica y que, además, proviene de otro ámbito, esa es la fusta.
La fusta, crop o whip es ese elemento que en las manos de alguien siempre trae esas imágenes y pensamientos de seducción, provocación y castigo, y es que tiene mucha historia tras de sí. Aunque es un elemento que proviene del ambiente de la doma de equitación (que tantos instrumentos nos ha dado al BDSM como la fusta, la fusta larga, la caña, la tralla, silla de montar, ponyplay, etc…) se ha convertido en una de esas imágenes primeras relacionadas con el BDSM sobre todo en su aspecto de Disciplina.
Sirve tanto para guiar como para castigar, para provocar o para amenazar. La fusta es un elemento sin el que una domina no se vería tan dómina. Es casi esencial en cualquier mazmorra que se precie y eso lo convierte en uno de los elementos que más se han filtrado hasta el mundo «vainilla», donde siempre hay risitas nerviosas y «bueno, por probar»… (aunque muchas veces no se tienen todos los conocimientos suficientes para usarla adecuadamente).
En manos de una profesional del BDSM es un elemento que puede dejar marcas o no, pero doler, dolerá igual si eres desobediente. También permite ir guiando, permite recorrer la piel y provocar, además de suponer un elemento tremendamente versátil.

Las fustas pueden acabar en una pequeña tralla de cuero abierta, lazada (unida) o en palmeta más o menos rígida. Se han vendido incontables unidades de ellas para aficionados. Tanto es así que para esos precisos aficionados hay incluso en ciertas tiendas deportivas que permiten adquirirlas a un bajo precio para empezar a jugar.
Este elemento es divertido, duro, y hay que aprender a respetarlo. Algunas suenan más que otros, tienen la lengüeta más larga o más suave. Es cuestión de encontrar la que se adecue a tu mano.
Realmente lo que tienes que observar en una fusta es:
- Que tenga algo de flexibilidad en el cuerpo, para que no sea rígida totalmente como una caña.
- Que la lengüeta deja marcas en función de: la zona de impacto, la repetición en esa zona y la capilaridad, el tiempo de sesión y la dureza también de la propia lengüeta. Una de buen cuero puede dejar una preciosa marca mientras que las de palmeta dejan la marca más abierta.
- Permite localizar mucho el castigo o la caricia, dado que su propia estructura hace que se pueda doblar suavemente.
- Hay que buscar una que sea cómoda no solo en la mano sino en el espacio en el que se va a jugar o a realizar sesión: para juegos de cama una fusta corta será ideal mientras que si se dispone de un espacio más grande una algo más larga será más adecuada.
Realmente es uno de los elementos que más me gustan junto con el flogger, y al que más partido le saco (he tenido que reponer varias). No lo dudéis, jugad con fustas. Es… divertido. Y tened siempre cuidado y observad a vuestra pareja, sus reacciones y sus necesidades cuando juguéis con ella: no todos tienen el mismo umbral del dolor. Para algunos una caricia es para otros un sufrimiento. Y el sufrimiento se debe administrar solo a los perritos desobedientes.