Hay un factor dentro del BDSM que es muy importante y es la estética. Ya sea una estética true, o sea, de cuero, cadenas y mazmorra o una más light, que no vainilla, como un BDSM más casero, este factor es importante, es algo que hace que esta práctica también entre por el ojo.

¿Es teatralidad? Tanta relación D/s, tanto momento de rol, de posturas, protocolo, formas de actuar y de establecer los pasos del propio BDSM en la relación entre top y bottom… Mucha gente no lo entiende. Ya prefieras un código más duro o más suave, más formal o informal, el BDSM bebe de una estética altamente adaptable porque es una forma de llevar las relaciones y dinámicas de poder entre dos (o más) personas implicadas en dicha relación. Y es una estética adaptada y preferida, pactada, porque también la vista es un sentido que tiene mucho que ver en un disfrute como es este.

El BDSM siempre se ha asociado más al cuero y las cadenas, al underground, y muchas personas, sobre todo las que no lo conocen, tienen una visión de sordidez, oscuridad y suciedad, de que las mazmorras son lugares insalobres y sucios, de que prácticamente el BDSM se hace palpando porque no se puede ver nada en la sala o mazmorra donde se practica…

Y nada más lejos. Sí, puede disfrutarse de una ambientación de luz más o menos tenue, velas, leds, decoración que suele ir de la mano de los negros y rojos intensos… Pero también puedes hacer BDSM en el salón de tu casa, en una sesión de lo más casero donde la luz será la que tú quieras. Nada te impide disfrutar de un día claro salvo tu afán de exhibicionismo y tener las cortinas retiradas.

Hay un BDSM para cada persona e implicados en ello, totalmente al gusto, totalmente personalizado: tanto como desees porque se trata de hacer las cosas no solo de forma consensuada sino también como más nos apetezca.

¿Es teatralidad? Personalmente creo que solo es teatral cuando se tiene ese afán y nada más. Por lo demás las sesiones para que de verdad prosperen, deben ser lo más naturales posible, para que los implicados en ella se sientan bien en su propia dinámica. Con más o menos protocolo, con o sin términos honoríficos, con unos instrumentos y no otros. Con o sin mazmorra. Vestidos de estar por casa o ataviados de cuero y látex.

Porque el BDSM es una forma de entender la sexualidad y las dinámicas de poder que, como todo, es muy personal y solo compete a quienes están implicados.

Los carnets, para quien los quiera.