No dejo de sorprenderme, cuando leo en algunas redes especializadas como FetLife o en los círculos bedesemeros de las redes más «abiertas», de las conversaciones que se tienen sobre las responsabilidades de la parte dominante sobre la sumisa una vez transcurrida la sesión. Es decir, me estoy refiriendo al aftercare.
En un servicio profesional como el mío por supuesto que me preocupa el aftercare, siempre examino al sumiso y me aseguro de que todo está bien, y le proporciono todo lo que necesite para los cuidados posteriores. No se trata de una relación personal así que no se los doy yo pero sí estoy en ese momento y me gusta acabar las sesiones con un rato de conversación sobre cómo ha ido, cómo se ha sentido y lo que ha experimentado. Esto se puede ver incluso en alguno de los videos de la productora Dominación y Fetichismo donde ya «fuera de escena» se habla con quienes han intervenido y generalmente siempre es un ambiente muy suelto y no tanto de confidencia como de contar impresiones.
Y es que el aftercare también es eso, un momento de complicidad, conexión, de conversar. Muchos llegan a mis sesiones porque en su mundo vainilla no pueden practicar lo que más les gusta, aquello que siempre les ha causado un enorme morbo y les ha llamado desde siempre, y esas confidencias, ese desahogo, pese a lo dura, o no, que haya sido la sesión, yo lo considero también un cuidado, un aftercare.
En BDSM desde mi punto de vista, lo deseable y responsable es hacerlo, ocuparte como dominante de quien ha estado a tus pies puesto que muchas veces, tras la sesión, se quedan en una posición muy vulnerable, haya habido subespace o no.

Steward, mi mayordomo, que da clases muchas veces a novatos y parejas, suele decir que el aftercare es tan importante como el desarrollo de la misma sesión. Tienes que demostrar la responsabilidad y el agradecimiento por lo que te han dado, y cuidar a la persona, sea tu pareja o no. Atender la piel, las posibles abrasiones, el tono, y sobre todo la mente, asegurarte de que «ha salido» adecuadamente de la sesión, y si no es así, guiarlo o guiarla, con ejercicios de voz, respiración, abrazos o una conversación que pueda manejar hasta que acabe saliendo. El BDSM es muy intenso y no siempre sus huellas son físicas, por lo que la responsabilidad es triple: física, mental y emocional. Hemos hablado mucho de que es un válvula de escape y que tiene esa función para mucha gente, por lo que además podemos causar daño si no nos andamos con cuidado.
Hacer aftercare, de verdad. Es un momento bonito, intenso, íntimo (aunque sea profesionalmente), y la otra parte, que se os ha entregado en el tiempo de sesión, lo agradecerá (a la par que lo puede necesitar).
Hola Domina Ghalia muy bien que haga después de las sesiones un aftercare («cuidado con los convalecientes» he visto en la traducción en Google) me parece muy bien de interesarte como se encuentra la persona trans una sesión de dominio / sumisión es muy importante como se encuentra física y anímicamente la persona porque eso da confianza que he estado en buenas manos ante una profesional del BDSM. Nos vemos en Madrid.