Hay gustos para todo, eso ya lo hemos hablado. Y en ocasiones hemos dedicado algún espacio a ello, pero hoy vamos a entrar en materia un poco más sobre las distintas ataduras que nos podemos encontrar en el mundo del BDSM tanto profesionales como más amateur y accesibles.

Podemos encontrar mucha oferta pero también debemos tener en cuenta la seguridad de la persona a atar, que el material sea el adecuado y que la práctica vaya a ser bien realizada, para poder ofrecer toda la tranquilidad a esa confianza que siempre despositan los sumisos.

Y es que una buena atadura es cosa seria, no tiene por qué ser difícil, o la más elaborada del mundo, pero sí tener en cuenta las posibilidades de deshacerla rápidamente. Como en todo lo que se hace en el BDSM, por extremo que sea, la seguridad va siempre primero. ¡No queremos romper a los sumis!

Tipos de ataduras.

Podemos distinguir varios tipos de ataduras en el BDSM y encontrar diversas soluciones para ellas.

Por un lado y en el elemento más primario de todos, tenemos la atadura improvisada, que va a responder casi siempre, en quienes se están iniciando, a los elementos de los que disponemos en casa, como pequeñas cuerdas, o un elemento que puede ser interesante, que son los pañuelos.
Estos ofrecen la ventaja de que están al alcance. Un pañuelo de tela, o varios de ellos para las muñecas, los tobillos, amordazar o tapar los ojos.

Cordones

Si sino de deportivas, mejor, porque tienen más cantidad de algodón. Sirven sobre todo para una atadura improvisada, no para algo largo o permanente. En un calentón que tengas puedes atarle los testículos a tu pareja, hacer una atadura de pechos o una restricción de muñecas, nada complicado. Recordamos: no son muy aptos para largo rato de sesión.

Cuerda de nylon

De venta en tu bazar de confianza. Para iniciarse no están nada mal. Te permite experimentar con distintos calibres (grosor de la cuerda) y también con colorines, si quieres. Tampoco son muy aptas para jugar mucho rato ya que no están pensadas para ello y pueden cortar la circulación muy rápido. Además algunos nudos se deshacen mal en ellas y hay que cortar. Recordad no hacer nudos demasiado pequeños porque entonces pueden presentarse complicaciones.

Cuerdas de algodón o seda

De venta en el bazar, las de algodón suave y las más especializadas en sex shops o tiendas especializadas, aquí entramos ya en el reino de las cuerdas más serias y sí pensadas para propósitos de atadura y restricción. Las cuerdas de algodón o seda las venden en muchos largos y calibres y se usan para restricción, ataduras de pecho, corsets y para aquello que de de la imaginación. Los nudos se deshacen bien (siempre que estén bien hechos) y son muy satisfactorias ya que no necesitan tanta preparación como las profesionales y se deslizan muy bien entre ellas. Son mis favoritas, porque no soy atador profesional.

Un perrito bien atado.

Cuerdas de cáñamo o yute

Esto ya es el reino del shibari. Son cuerdas más exigentes, que tienen una preparación previa y las más aptas para las suspensiones y grandes creaciones que se hacen en el shibari. Desde luego tienen un tacto muy particular y son muy intensas en las marcas. Muchos dicen que nada es comparable a la sensación de esas cuerdas.

Otros elementos

Alguna gente prefiere otros elementos. Por un lado tenemos las cadenas que, si bien no sirven, obviamente, para envolver bien el cuerpo, sí que colaboran para las suspensiones, crear sensaciones de alta restricción e inmovilización, pero tiene muchas más contraindicaciones como que pueden dar pellizcos en la piel, tienen que estar bien conservadas y que cortan la circulación muy rápido.

Las ataduras con telas las tiene que hacer un profesional. Un buen trozo de tela de seda o satén pueden crear una atadura tan fuerte como la mejor cuerda, y la sensación de estas telas sobre la piel son inigualables. La pega es que los nudos no se deshacen fácilmente y hay que cortarla en muchas ocasiones.

Bueno, hasta aquí el pequeño monográfico sobre lo que usamos para atar. ¿Cuál es vuestro favorito?