Aunque es un tema que ya hemos tratado antes, la salud mental es algo que entra también mucho en juego en el mundo del BDSM cuando nos dedicamos a ello de pleno. Y no hablamos, como en el anterior post de lo que implica para la salud mental el practicar BDSM sino, en este caso, de que en este mundillo ese aspecto, hay que cuidarlo mucho.
Cuando tienes a alguien bajo tu responsabilidad, atado, indefenso, a tu merced, es tu cometido total el velar por su seguridad. Para que esa persona esté bien, tú también tienes que estarlo.
Nuestra salud mental es tan importante como la física y ello se puede reflejar en nuestra conducta, nuestras decisiones y trato a los demás. Si estamos en un estado de agitación, de preocupación, o, peor, sufriendo andisedad, depresión o cualquier otro trastorno, quizás no sea el momento de sumergirse en el BDSM como alguien responsable de otras personas.
Por supuesto siempre hay casos y casos: podemos tener ansiedad y que una sesión de BDSM, una situación que SÍ podemos controlar sea una salida para nosotros, para nuestra situación. Mientras seamos conscientes de todo lo que implica y de esa citada responsabilidad, por supuesto que podemos entrar, sin problemas.

El preciso problema puede surgir cuando nuestra situación o estado no nos permite esa estabilidad necesaria para un dominante, o ese discernimiento para un sumiso, que también tiene que valorar si la cosa marcha bien, si está cómodo, o si estando él en una situación inestable, la sesión puede empezar a no sentarle bien.
Como hemos hablado muchas veces, hay ocasiones en que la sesión no marcha, y ello puede conducirnos a parar la sesión antes de que la situación se nos vaya de las manos, sea más incómoda o simplemente no nos veamos capacitados, doms y subs, a acabarla. Mejor parar, hablar y desahogarse antes que seguir con algo tan exigente como es una sesión de BDSM.
Por eso os queremos recordar que os cuidéis, que cuidéis de vuestros subs y de vuestros doms, que seamos todos comprensivos y que si alguien tiene problemas, intentemos ayudar en lo posible.
A fin de cuentas hacemos esto, nos metemos en este mundillo para disfrutar y disfrutar, no para que sea otro problema en el camino.