A veces las cosas conspiran para que no salgan como una quiere.
No son pocas las veces que viajo por petición de mis sumisos, y muchos de ellos se ocupan del desplazamiento para complacerme, como parte de su compromiso conmigo o de su tributo. Pero no siempre se puede quedar tan bien como queremos ni las cosas suceden en el orden que nos gustaría, ni siquiera para complacer a una diosa.
En este caso os hablo de un viaje que hice donde el sumiso se encargó del desplazamiento y por supuesto tuvo en cuenta mis preferencias, preguntándome si quería, en el tren, pasillo o ventanilla. Efectivamente se ocupé de que fuera un pasaje de ventanilla y así constaba en mi billete.
Al subir al tren me encontré esto:

Y es que no siempre podemos tener las cosas como queremos, solo aceptarlas como vienen lidiar lo mejor posible. Porque no va a depender de nosotros.
En este caso el sumiso no tiene culpa de nada, y la empresa de transportes… en fin, no deberían vender eso como un asiento de ventanilla. Eso sí, si quiero hacer un electro a alguien tendría ahí material… Siempre hay que ver el lado bueno.